El pensamiento historiográfico del Renacimiento al Romanticismo. Reafirmaciòn y nuevas identidades.

Abstract

El reconocimiento de uno mismo sólo puede realizarse con la presencia del otro. No puede haber identidad sin diferencia. Sin la presencia de los demás no podemos afirmar la nuestra. Si aceptamos lo anterior, lo podemos aplicar también a las sociedades. Es decir, no podemos hablar de una identidad social, de una conciencia de sí mismo, si no se tiene con quién compararse. Este problema de la diferencia-identidad es algo que recientemente se ha estudiado con cierta profundidad, desde el campo de la antropología hasta el de la filosofía, pasando por las más diversas ciencias naturales y sociales, y marca las relaciones interhumanas. Lo que interesa en este proyecto es rastrear desde el Renacimiento hasta el Romanticismo la idea del mi mismo y el otro, misma que fue progresando primero, frente a los pueblos antes desconocidos para los europeos y para los americanos frente a los europeos, y después en el autoreconocimiento que dio origen a las ideas de nación y pertenencia nacional propios de la cultura romántica. Este reconocimiento se va a ver reforzado por el desarrollo económico que va a dividir a los pueblos en ricos y pobres, en dominadores y dominados, lo que propició la búsqueda de identidades distintivas para justificar las diferencias. La historiografía y las demás ciencias sociales y naturales ya desde la antigüedad greco-latina van a estar marcadas por la conciencia o búsqueda de la misma con respecto al quién soy frente al quiénes son los demás. La obra de los historiadores, filósofos, viajeros, naturalistas, etc., siempre hacen referencia a la grandeza del uno frente a la barbarie, incompetencia o pequeñez del otro. El racismo no es reciente. Tampoco el patriotismo ni la xenofobia. Poco a poco los otros van siendo menos, se van asimilando, primero lingüísticamente, después culturalmente, pero nunca desaparecen del todo. El descubrimiento de América, la expansión hacia el África y Extremo Oriente siguieron dando extraños con quien compararse para afirmar la identidad, pero también para someter y explotar. La diferencia permite el sojuzgamiento del otro, pues se le deshumaniza (o animaliza), y por lo tanto se le puede aprovechar. El griego primero y luego el latín (y a partir del siglo XVIII, el francés y el inglés), serían las lenguas de la civilización y las que distinguen al civilizado del bárbaro, así como en la actualidad es el inglés respecto a todos las demás lenguas del mundo, o el español en México respecto a las lenguas indígenas. O se es bilingüe o no se puede asimilar uno a la civilización. Unos nacen civilizados y ya no tienen que hacer el esfuerzo de aprender otro idioma; esto corresponde a los periféricos que quieren o deben relacionarse con la cultura hegemónica. Además de la identidad racial-étnica-cultural-lingüística, no hay que desdeñar la identidad religiosa: paganos, cristianos, católicos, protestantes, ortodoxos, musulmanes y judíos entre otros. Hasta ahora el estudio historiográfico se limitaba al análisis de lo que decía el autor sobre cierto acontecimiento, a su metodología, teoría y filosofía de la historia asimismo como a las aportaciones al conocimiento historiográfico de su época y la posteridad. Además de lo anterior tenemos que ver que las obras nos dicen mucho más cosas sobre los autores y su época. De especial importancia es lo que pensaban de sí mismos y de los otros. Esto nos permitiría un acercamiento más profundo a la época que se trate. Ya no es la verificación del acontecimiento sino la concepción del mundo. Es decir, vamos a conocer cómo pensaban y veían su realidad. Pero este conocimiento no se limita a la mera curiosidad del momento, sino también al conocimiento de nosotros. Si consideramos que somos herederos de la cultura grecolatina y cristiano medieval, seguramente también lo somos de sus visiones y prejuicios, tanto sobre nosotros mismos como sobre los otros. Y no es ocioso mencionar que esto es cierto. Clasificamos a los hombres entre civilizados y bárbaros como e