Gestión Ambiental en Granjas Porcinas

Abstract

Los retos por los que atraviesa la Educación Superior Veterinaria obligan a las instituciones a mejorar y actualizar los planes y programas de estudios, habilitando a los estudiantes de conocimientos pertinentes y vigentes, con la práctica como elemento de constatación de los conocimientos aprendidos, provocando con ello la resolución oportuna y con calidad de los problemas (Castellanos, 2005). Situación que se antoja fácil, pero nada más alejado de la realidad de nuestras instituciones de educación pública superior ya que hoy, más del 60% de las Universidades tienen problemas de infraestructura y tecnologías, lo que impide cumplir a cabalidad con lo que exige el Consejo Nacional de Educación de la Medicina Veterinaria y Zootecnia, A.C. (CONEVET) y por tanto dificulta la acreditación de los programas de estudios. Hoy en día existen 58 universidades que ofrecen el programa de la licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia (MVZ) en México; de estas universidades cuatro están a menos de cien kilómetros de la FES-C, y solo dos tienen dentro de su infraestructura, una unidad de producción porcina utilizada para la enseñanza e investigación (FMVZ-UNAM en Ciudad Universitaria localizada en Jilotepec, y la otra en FMVZ-UAEM campus Toluca). Cabe la pena señalar que tanto la UNAM, como la UAEM, cuentan con una unidad académica más (Unidad Amecameca y FES-C), que ofrece la licenciatura en MVZ, pero no cuentan con una infraestructura similar a las primeras, que favorezcan el desarrollo de la docencia e investigación en el área de porcinos. Por su parte, la incipiente actividad práctica que realizan los estudiantes y académicos en esta área del conocimiento pecuario, así como el bajo índice de publicaciones para el apoyo de la docencia en el ámbito de la producción porcicola, por parte de la academia de la FES-C, no permite ampliar la visión de los estudiantes sobre los temas actuales, que además ofrecen una alternativa de desarrollo profesional vigente. Un problema que se suma al escenario antes descrito, es el perfil del estudiante que llega a las universidades, en donde su origen es mayoritariamente urbano y por tanto la producción animal es un asunto lejano; la visión del estudiante está enfocada hacia el estudio de las pequeñas especies, el bienestar animal y la fauna silvestre, así como algunas áreas emergentes, como es el caso de la administración de empresas pecuarias, economía pecuaria, legislación y normatividad. Por su parte, la población ha adquirido conocimientos sobre la importancia de la inocuidad de los alimentos, para coadyuvar con su sanidad y exigir la salud de los animales. Por su parte la globalización de los mercados ha ido realizando una presión importante por el servicio de profesionales que realicen actividades de comercio exterior, legislación, normatividad y gestión ambiental. Siendo este último tema de poca importancia, entre ellos los productores y lo que es peor el gobierno (OCVE, 2007). Por su parte la proporción de género que hoy predomina en la matrícula universitaria es femenina (65%), evidenciando un cambio negativa en el gusto y posibilidad para realizar actividades de producción animal. Asimismo, los programas gubernamentales y el sector oficial se contrajo en los últimos 30 años, y por otra parte los pocos programas existentes vinculados al desarrollo del campo no han impactado de forma eficiente en la población, debido a que los recursos han sido mal distribuidos, inadecuadamente suministrados y, en ocasiones corruptamente desviados, produciendo un efecto negativo en el desarrollo pecuario del país. Ante este panorama, la propuesta del presente proyecto es abrir una nueva visión en los estudiantes sobre un área tan global y exigente como lo es la gestión ambiental. Los programas de estudios innovadores en el mundo entero, han sumado a la curricula temas fundamentales de conservación, análisis y gestión de los recursos naturales y el impacto de la industria ganadera sobre el ambiente